La colección surge de la fascinación por la “medusa huevo frito”, una criatura marina que flota suspendida entre lo delicado y lo peligroso. A partir de esta referencia visual y simbólica, se desarrolla una propuesta que transforma lo blando, lo visceral y lo orgánico en códigos de diseño. Las piezas, construidas con volúmenes irregulares, contrastes y acabados brillantes, evocan tanto la presencia física como la energía etérea de la medusa.

Más allá de lo estético, esta figura funciona como un símbolo de feminidad, misterio y resistencia suave: no impone, pero deja huella; no grita, pero hipnotiza. Con ello, la colección busca seducir a un público que entiende la moda no solo como vestimenta, sino como una forma de expresión artística e identitaria. “Crudo y Flotante” se posiciona así como un manifiesto visual que celebra lo extraño como bello y lo inusual como un valor diferencial dentro del mercado de la moda.